"Todos nosotros llevamos un poco de incredulidad dentro. Es necesaria una oración fuerte, y esta oración humilde y fuerte hace que Jesús pueda obrar el milagro", dijo el Pontífice en su habitual ceremonia matinal en la residencia Santa Marta, de la que hoy participaron empleados de Radio Vaticana.
"¿Por qué, esta incredulidad? Creo que es justamente el corazón que no se abre, el corazón cerrado, el corazón que quiere tener todo bajo control", señaló el Papa.
Y nuevamente, en una costumbre que se está haciendo habitual, Francisco contó una historia ocurrida en Argentina. La de una nena de 7 años que se enfermó de gravedad y a la que los médicos le habían pronosticado pocas horas de vida.
El papá de la chiquita -"un electricista, hombre de fe”- "enloqueció y en aquella locura” tomó un micro para ir al santuario de Luján, contó el Papa.
"Llegó pasadas las 9 de la noche, cuando todo estaba cerrado, y comenzó a rezar a la Virgen, con las manos aferradas a la reja de fierro. Y rezaba y rezaba, y lloraba, y rezaba y así, permaneció toda la noche", siguió.
"El hombre luchaba con Dios, junto a Dios por la sanación de su hija. A las 6 de la mañana, fue a la terminal, tomó el micro y llegó al hospital. Encontró a su esposa llorando y se imaginó lo peor. `Han venido los doctores y dijeron que la fiebre ha pasado, que respira bien, que no tiene nada", relató.
Francisco advirtió:"¡Esto todavía sucede, ¿eh?, los milagros existen!". Y concluyó que para ello es necesario "una oración valiente, que lucha por llegar a aquel milagro".
El 8 de mayo, el pontífice, fiel devoto de la patrona argentina, la homenajeó en su día, en una audiencia pública ante 80 mil personas en la plaza San Pedro: le colocó una ofrenda floral y pidió un aplauso para ella.
Fuente: Diario Clarín
Gracias! Dios bendiga a todos y especialmente La Virgen de Lújan.
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