Ciudad del Vaticano (AICA):
El Santo Padre exhortó esta mañana a transmitir la fe con valor y a ser
valientes también en la oración, en una celebración eucarística en la
capilla de la casa Santa Marta, a la que asistieron como invitados
especiales los efectivos de la Guardia Suiza. Francisco destacó que
Jesús nos invita a ser valientes en la transmisión de la fe y también en
la oración, y exhortó, como en otras ocasiones, a no ser “tibios”. “¡La
Iglesia debe ser valerosa! Todos nosotros debemos ser valientes en la
oración”, expresó.
El santo padre Francisco exhortó esta mañana a transmitir la fe con
valor y a ser valientes también en la oración, en una celebración
eucarística en la capilla de la casa Santa Marta, en la que
concelebraron el arzobispo Claudio María Celli, presidente del
Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, y monseñor Alain de
Raemy, capellán de la Guardia Suiza, y a la que asistieron como
invitados especiales los efectivos de la milicia que vela por el Papa.
Como tiene acostumbrado, sin papeles ni anotaciones, Francisco
destacó que Jesús nos invita a ser valientes en la transmisión de la fe y
también en la oración, y exhortó, como en otras ocasiones, a no ser
“tibios”. “¡La Iglesia debe ser valerosa! Todos nosotros debemos ser
valientes en la oración”, expresó.
“Todos los cristianos hemos recibido la fe y debemos transmitirla y
proclamarla con nuestra vida y nuestra palabra”, sintetizó el obispo de
Roma, quien insistió en que la fe fundamental se encuentra “en Jesús
Resucitado, en Jesús que nos ha perdonado los pecados con su muerte y
nos ha reconciliado con el Padre”.
“Para transmitir esto hace falta que seamos valientes, que tengamos
el valor de transmitir la fe. Una valentía, a veces, simple”, indicó el
Santo Padre, quien hizo referencia, para explayarse, a una anécdota de
su infancia: “De niño, mi abuela, cada Viernes Santo, nos llevaba a la
procesión de las velas. Al final de la procesión, llegaba el Cristo
yacente, y la abuela nos hacía arrodillar y nos decía a los niños:
‘¡Mirá, está muerto, pero mañana resucitará!’. La fe entró así: la fe en
Cristo muerto y resucitado”
El pontífice recordó que en la historia de la Iglesia fueron muchos
“los que quisieron difuminar esta certeza fuerte y hablaron de una
resurrección espiritual”, aludiendo a las herejías.
“¡No, Cristo está vivo! ¡Cristo está vivo!”, exclamó el Papa. “Y además está vivo entre nosotros”, aseguró.
En referencia a un pasaje del evangelio del día –en el que Jesús
dice “Todo lo que pidan en mi Nombre lo haré, de manera que el Padre sea
glorificado en su Hijo”-, Francisco dijo: “Jesús nos desafía a que
oremos… ¡Esto es muy fuerte! ¿Tenemos el valor de ir a Jesús y pedirle:
¡Hacelo! Hacé que la fe vaya adelante, hacé que la evangelización
avance, hacé que este problema que yo tengo se resuelva…? ¿Tenemos esta
valentía en la oración? ¿O rezamos un poco así, como se puede, empleando
poco tiempo en la oración? ¿Y el valor, la audacia para decir la verdad
en la oración?”.
El Papa recordó entonces que en la Biblia se lee que Abraham y
Moisés tuvieron el valor de “negociar con el Señor”, una suerte de
“favor para los otros, a favor de la Iglesia”. Sobre esto, indicó:
“Cuando la Iglesia pierde la valentía, entra en ella la atmósfera de
tibieza. Los tibios, los cristianos tibios, sin valor… eso hace tanto
daño a la Iglesia, porque la tibieza te lleva hacia dentro, y comienzan
los problemas entre nosotros: no tenemos horizontes, no tenemos valor,
ni la valentía de la oración hacia el Cielo, ni tampoco el valor de
anunciar el Evangelio. Somos tibios…”
“Nos centramos entonces en nuestras cosas pequeñas –continuó-, en
nuestros celos, en nuestras envidias, en el ‘carrerismo’, en el avanzar
de modo egoísta… en todas estas cosas. Pero eso no hace bien a la
Iglesia. ¡La Iglesia debe ser valerosa! Todos nosotros debemos ser
valientes en la oración, desafiando a Jesús”.
“Que el Señor nos dé a todos la gracia de la valentía y la
perseverancia en la oración”, dijo el Papa para terminar. Al final de la
celebración, dirigió un saludo especial a los miembros del cuerpo de
seguridad, a quienes agradeció el “hermoso testimonio de fidelidad a la
Iglesia y de amor al Papa”. +
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