Ciudad del Vaticano:
El papa Francisco insistió en la importancia de dar testimonio de la fe
con alegría al recordar que no se puede anunciar a Jesús “con cara de
funeral”. Citando al papa Pablo VI, recordó que no se puede llevar hacia
delante el Evangelio con cristianos tristes, desalentados y
desanimados. E insistió en reconocer la alegría que dona el Espíritu
Santo y en enriquecer la vida espiritual con la oración de alabanza al
Padre. En este sentido, rescató a María como el “principal modelo de
alabanza” e invitó a pedir su intercesión para recibir “el gozo más
grande, que es Jesús”.
Luego de afirmar hace tres viernes que hay cristianos “con cara de
pepinos en vinagre”, el papa Francisco insistió, nuevamente este
viernes, en la importancia de dar testimonio de la fe con alegría al
recordar que no se puede anunciar a Jesús “con cara de funeral”.
Así se expresó el Santo Padre durante la santa misa que preside a
diario en la capilla de la casa de Santa Marta, en la cual concelebraron
el cardenal eslovaco Jozef Tomko, prefecto emérito de la Congregación
para la Evangelización de los Pueblos; monseñor Kuriakose
Bharanikulangara, arzobispo de Faridabad-Delhi, y monseñor Walmor
Oliveira de Azevedo, arzobispo de Belo Horizonte. Entre los
participantes en la misa se encontraba un grupo de empleados de los
servicios económicos del Vaticano.
El obispo de Roma trazó una línea de demarcación con respecto a una
cierta manera de entender la vida cristiana, signado por la tristeza. El
Papa hizo esta reflexión basándose en las dos lecturas de hoy. La
primera, del profeta Sofonías, con la exclamación “¡Alégrate! ¡Grita de
gozo, el Señor está en medio de ti!”. La segunda, tomada del Evangelio,
recupera a santa Isabel y a su hijo, san Juan Bautista, que “exulta de
gozo” en el seno al oír las palabras de María.
Por lo tanto, el Santo Padre observó que ambos protagonistas de la
liturgia del día “son todo gozo, gozo que es fiesta”. “Si bien nosotros,
los cristianos, estamos tan acostumbrados a hablar de gozo, de alegría,
creo que muchas veces nos gusta más lamentarnos”, advirtió.
El pontífice insistió en la figura del Espíritu Santo como guía: “Él
es el autor de la alegría, el Creador del gozo. Y este gozo en el
Espíritu nos da la verdadera libertad cristiana. Sin gozo, nosotros
cristianos no podemos llegar a ser libres, nos convertimos en esclavos
de nuestras tristezas. El gran Pablo VI decía que no se puede llevar
hacia delante el Evangelio con cristianos tristes, desalentados,
desanimados. No se puede. Esta actitud un poco fúnebre, ¿eh? Muchas
veces los cristianos tienen más la cara de ir a un funeral que de ir a
alabar a Dios, ¿no? Y de esta alegría viene la alabanza, esta alabanza
de María, esta alabanza que menciona Sofonías, esta alabanza de Simeón,
de Ana, ¡la alabanza de Dios!”.
¿Cómo se alaba a Dios?, preguntó el Papa. Él mismo otorgó la
respuesta: “Se alaba saliendo de uno mismo, entregándose gratuitamente,
como es gratuita la gracia que Él nos da”.
Finalmente, el Papa invitó a realizar un examen de conciencia sobre
las formas de rezar a Dios: “Tú, que estás aquí en misa, ¿alabas a Dios o
sólo pides y agradeces a Dios? Esta es una cosa nueva, nueva en nuestra
vida espiritual. Alabar a Dios, salir de nosotros mismos para alabar,
dedicar tiempo a la alabanza. La Misa se te hará larga si no alabás a
Dios, si no conocés aquella gratuidad de dedicar el tiempo a alabar a
Dios. Pero si tenés esta actitud de alegría, no será aburrido, ¡sino que
será bellísimo! La eternidad será eso: ¡alabar a Dios!”.
Antes de proseguir con la misa, el obispo de Roma rescató al
principal modelo de alabanza para el hombre, que no es otra que la Madre
de Jesús. “La Iglesia – recordó– la llama causa de nuestra alegría.
¿Por qué? ¡Porque trae el gozo más grande, que es Jesús! Tenemos que
rezarle a la Virgen, porque trayendo a Jesús nos da la gracia de la
alegría y de la libertad del gozo. Digámosle, como dice la Iglesia: Ven,
Precelsa Domina, María, tú nos visitas, Señora, tú que eres tan grande,
¡visitanos y donanos el gozo!”.+
No hay comentarios:
Publicar un comentario