viernes, 17 de mayo de 2013

Hay que ser testigos del amor trinitario que purifica, sana y construye la unidad

 San Justo (Buenos Aires) (AICA): El obispo de San Justo, monseñor Carlos Baldomero Martini, dijo que “querer comprender algo del misterio divino, de lo que Dios es, de cómo es según la revelación, esto, nos permite entendernos mejor a nosotros mismos. ‘En tu naturaleza Dios eterno, conoceré mi naturaleza’, rezaba Santa Catalina de Siena. Conociéndolo me conozco, y conozco lo que estoy llamado a ser, porque fuimos creados a imagen y semejanza de Dios. Y conociendo a Dios en su vida íntima, también puedo conocer mejor al Espíritu Santo, cuyo Pentecostés celebramos”. “Dios es amor porque no es un solitario, una isla, un ser aislado, sino una familia, una comunidad de amor. Dios es su ser más íntimo no es una soledad sino una Trinidad, una Trinidad de amor”, explicitó en su carta pastoral de Pentecostés. A modo de conclusión, el prelado pidió que “en el Año de la Fe, seamos testigos del amor Trinitario y corresponsables en realizar cada día la obra del Amor, que purifica, sana y construye la unidad”.


 El obispo de San Justo, monseñor Carlos Baldomero Martini, dijo que “querer comprender algo del misterio divino, de lo que Dios es, de cómo es según la revelación, esto, nos permite entendernos mejor a nosotros mismos. ‘En tu naturaleza Dios eterno, conoceré mi naturaleza’, rezaba Santa Catalina de Siena. Conociéndolo me conozco, y conozco lo que estoy llamado a ser, porque fuimos creados a imagen y semejanza de Dios. Y conociendo a Dios en su vida íntima, también puedo conocer mejor al Espíritu Santo, cuyo Pentecostés celebramos”.

“Dios es amor porque no es un solitario, una isla, un ser aislado, sino una familia, una comunidad de amor. Dios es su ser más íntimo no es una soledad sino una Trinidad, una Trinidad de amor”, explicitó en su carta pastoral de Pentecostés.

Al explicar la presencia del Espíritu Santo en la Trinidad, indicó que “cada persona divina tiene algo que decirnos (y hacernos participar) porque fuimos creados no solamente a imagen y semejanza de Dios, sino en particular a imagen del Padre, a imagen del Hijo y a imagen del Espíritu Santo. Por eso ¡Reconoce, cristiano tu dignidad y quién está en ti!”

Tras referirse al Espíritu desde la Trinidad, afirmó que “el Espíritu Santo empuja a las personas y a la Iglesia a salir, a avanzar, a convertirnos, pero nosotros a veces oponemos resistencia y no queremos cambiar”.

El obispo hizo suyas dos reflexiones del papa Francisco, quien en una admitió que “el Espíritu Santo nos molesta. Porque nos mueve, nos hace caminar, empuja la Iglesia a ir hacia delante” y en otra recordaba que "no se puede entender la vida cristiana sin la presencia del Espíritu Santo: no sería cristiana. Sería una vida religiosa, pagana, que da lástima, que cree en Dios, pero sin la vitalidad que Jesús quiere para sus discípulos”.

“Pidamos la gracia de acostumbrarnos a la presencia de este compañero de camino, el Espíritu Santo, de este testigo de Jesús que nos dice dónde está Él, cómo encontrarlo, qué cosa nos dice Jesús. Tenerle una cierta familiaridad: es un amigo. Jesús lo ha dicho: ‘No, no te dejo solo, te dejo a Él’. Jesús nos lo deja como amigo. Antes que termines cada jornada tengamos la costumbre de preguntarnos: ¿Qué cosa ha obrado el Espíritu Santo en mí, hoy? ¿Qué testimonio me ha dado? ¿Cómo me ha hablado? ¿Qué cosa me ha sugerido?", sostuvo repitiendo palabras del pontífice.

A modo de conclusión, monseñor Martini pidió que “en el Año de la Fe, seamos testigos del amor Trinitario y corresponsables en realizar cada día la obra del Amor, que purifica, sana y construye la unidad”.+

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