lunes, 20 de mayo de 2013

El Espíritu Santo renueva siempre la unidad de la Iglesia

 Ciudad del Vaticano (AICA): Al término de la Eucaristía en la solemnidad de Pentecostés que presidió el pontífice el, domingo 19 de mayo, en la Plaza de San Pedro ante miles de personas de movimientos eclesiales procedentes de países de todo el mundo, el papa Francisco se dirigió a ellos y a los peregrinos, antes del último rezo del Regina Coeli que cierra el tiempo de Pascua y les dijo que ha experimentado con ellos ¨la belleza de la unidad, de ser una sola cosa¨, gracias al Espíritu Santo que crea siempre nuevamente ¨la unidad de la Iglesia¨.
Al término de la Eucaristía en la solemnidad de Pentecostés que presidió el pontífice el, domingo 19 de mayo, en la Plaza de San Pedro ante miles de personas de movimientos eclesiales procedentes de países de todo el mundo, el papa Francisco se dirigió a ellos y a los peregrinos, antes del último rezo del Regina Coeli que cierra el tiempo de Pascua y les dijo que ha experimentado con ellos "la belleza de la unidad, de ser una sola cosa", gracias al Espíritu Santo que crea siempre nuevamente "la unidad de la Iglesia".

Según la sala de prensa vaticana, 200.000 personas se dieron cita hoy en la plaza de San Pedro y en la vía de la Conciliazione, la avenida que lleva a la Ciudad del Vaticano.

El Papa aseguró que "un renovado Pentecostés transformó la plaza de San Pedro en un Cenáculo a cielo abierto".

Revivimos -dijo- la experiencia de la Iglesia naciente, en oración con María, la Madre de Jesús.

También nosotros -agregó-, en la variedad de los carismas, "hemos experimentado la belleza de la unidad, de ser una sola cosa y esto es obra del Espíritu Santo que crea siempre nuevamente la unidad de la Iglesia".

Y agradeció a los movimientos, asociaciones, comunidades y congregaciones eclesiales su llegada a Roma desde todas las partes del mundo.

"Tengan siempre la alegría y la pasión por la comunión con la Iglesia", los exhortó.

Palabras del santo padre al finalizar la oración mariana
Queridos hermanos y hermanas, está a punto de concluir esta fiesta de la fe, que comenzó ayer con la Vigilia y terminó esta mañana en la Eucaristía. Un nuevo Pentecostés que ha transformado la Plaza de San Pedro en un Cenáculo al aire libre. Hemos revivido la experiencia de la Iglesia primitiva, siendo una en la oración con María, la Madre de Jesús.

Nosotros también, en la variedad de los carismas, hemos experimentado la belleza de la unidad, para ser uno. Y esta es la obra del Espíritu Santo, que siempre crea de nuevo la unidad en la Iglesia.

Quisiera dar las gracias a todos los movimientos, asociaciones, comunidades y organizaciones eclesiales. ¡Ustedes son un don y una riqueza para la Iglesia! ¡Esto son ustedes!

Agradezco en particular a todos los que han venido de Roma y de muchas partes del mundo. Lleven siempre el poder del Evangelio! ¡No tengan miedo!

¡Tengan siempre la alegría y la pasión por la comunión en la Iglesia! ¡El Señor resucitado esté siempre con ustedes y que la Virgen los proteja!

Queridos hermanos y hermanas, muchas gracias por su amor a la Iglesia. ¡Buena fiesta!+

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