Rímini (Italia) (AICA):
El obispo auxiliar y provicario de la arquidiócesis de Buenos Aires,
monseñor Eduardo García, expresó que el papa Francisco “es profundamente
humano, con sentimientos como los nuestros, aunque transfigurados por
la experiencia del encuentro vivo con Dios”, a quien “le habla mano a
mano, como a un amigo”. Habló sobre su modo de ser, su visión de la
Iglesia, su amena cercanía con los cardenales, como su humildad en el
trato con los pobres, su modo de encarar la evangelización y hasta su
modo de hablar. También lo definió: “Francisco no es un mandatario o
príncipe, sino un pastor con olor a oveja”.
El obispos auxiliares y obispo auxiliar y provicario de la arquidiócesis
de Buenos Aires, monseñor Eduardo García, expresó que el papa Francisco
“es profundamente humano, con sentimientos como los nuestros, aunque
transfigurados por la experiencia del encuentro vivo con Dios”, a quien
“le habla mano a mano, como a un amigo”.
El prelado dijo estas palabras al brindar un testimonio en la
Asamblea Nacional de la Renovación Carismática Católica de Italia, que
se celebró en Rímini entre el 25 y el 28 de abril.
Monseñor García se dirigió a los presentes dándoles a conocer su
relación de amistad y de “consejo espiritual” que lo unen al papa
Francisco, a quien conoce desde hace 20 años, y que solía ser su
confesor mientras permaneció como arzobispo de Buenos Aires.
Un hombre como todos
“Voy a hablar de alguien a quien conozco y amo entrañablemente, un
hombre profundamente humano que ha compartido la vida corriente y normal
de los hombres y que por eso se comunica como lo hacen quienes atienden
el hogar, trabajan o se cruzan por la calle. Ése es Francisco”, comenzó
diciendo el obispo.
También definió al Santo Padre como un hombre que “busca la comunión
acercándose allí donde el hombre está y como es, sin tratar de
forzarlo, sino demostrando y afirmado que Dios está allí donde el hombre
lo busca con sincero corazón”, y afirmó que un “buenas tardes”’ en la
boca de Francisco “inicia un diálogo para entrar en la casa y en el
corazón de los hombres con la simpleza de aquel que golpea la puerta y
saluda esperando ser recibido”.
Un hombre de sana eclesiología
Monseñor García también presentó al obispo de Roma como “un hombre
de la Iglesia en comunión”, donde ella es protagonista, con lo cual
quiso evidenciar la “sana eclesiología” de las palabras pronunciadas por
el pontífice desde la logia de la basílica de San Pedro, el día de su
elección: “Fueron a buscar un Papa al fin del mundo”.
“Esa frase hace eco en mi memoria, y a mi corazón vuelven las
palabras que siempre decía en las ordenaciones sacerdotales y
episcopales”, dijo el prelado, refiriéndose a un dicho del Papa que
buscaba reconocer, como los pastores del Antiguo Testamento, que Dios
elige a pesar de los límites y los pecados: “No te olvides nunca que
fuiste sacado de detrás del rebaño”.
Un hombre fraternal
Además rescató la colegialidad vivida en fraternidad: “Francisco
habla de ‘mis hermanos Cardenales’, y no simplemente ‘los cardenales’.
La Iglesia por sobre todas las cosas es familia, es comunión y si no hay
comunión es porque no se ha dejado lugar al espíritu que la crea y la
fortalece. La Iglesia es un cuerpo, el camino lo hacemos juntos y esto
da garantías de la presencia del Señor”.
Un hombre humilde
Monseñor García relató que en la carta enviada a los obispos
argentinos con motivo de la 105ª Asamblea Episcopal, Francisco rogaba
que rezaran por él para que “no se la crea”. Sobre esto, expresó: “es el
hombre que no se cansa de hablar de la misericordia de Dios como su
rasgo más determinante y profundo que nos coloca en nuestro auténtico
lugar”.
“Solo aquel que la ha experimentado profundamente, desde las
entrañas propias de la vida y no sólo a partir del pecado perdonado,
sino que ha experimentado la misericordia al descubrir las innumerables
gracias recibidas, como él las ha recibido desde su familia, cuna de su
fe, y en toda su historia sin haberlas pedido, puede anunciarla y
trasmitirla”, sentenció.
Respecto a los gestos que denotan su vida ascética, monseñor García
estimó: “Se ha hablado mucho en estos días de su austeridad y de su
pobreza. Ciertamente es un hombre austero y pobre, felizmente pobre
porque no es la pobreza impuesta fruto solamente de una férrea
disciplina ascética. Es la pobreza de aquel que sabe que, como María, la
hermana de Lázaro, ha elegido la mejor parte, la que nunca le será
quitada”.
También aclaró: “No es un pobre ideológico, es un pobre que se
siente amado y que sabe que para su misión sólo necesita un corazón
dócil y generoso para poder entregar. Es un hombre que da. Todos los que
lo conocemos sabemos que los regalos que recibe, salvo algunas
excepciones significativas, tienen fecha de vencimiento dado que en
corto o largo plazo serán regalados”.
Un hombre agradecido a sus antecesores
Francisco, según este obispo, “es absolutamente consciente de que
este momento es gracias a otro hombre que desde el mismo Espíritu tuvo
la valentía y el coraje profético de dejarle las manos libres a Dios
para que Él pudiera seguir realizando su obra”. Por eso, afirmó que su
mención a Benedicto, el día de su elección, no es “una simple formalidad
del momento”, sino “memoria activa y operante del pasado en el hoy”.
También valoró su atención diligente y constante al hogar sacerdotal,
donde viven los presbíteros y obispos ancianos.
La caridad en Francisco
El prelado también reconoció que el acercamiento a los más pobres
“no es una cuestión meramente sociológica, sino profundamente
evangélica”, que lejos de todo “fariseísmo” busca acercarse con amor y
que los otros “sientan que Dios los recibe y los abraza”. Y agregó:
“Cuando habla de pobres, el Papa encarna el concepto bíblico de los anawin [n. de r.: palabra que proviene del arameo y que significa “hombre pobre”],
los marginados, los enfermos, los solos, las prostitutas, los
pecadores. Y esto no es extravagancia o populismo, sino Evangelio puro y
encarnado”.
Su modo de hablar
“El Papa tiene un lenguaje sencillo, y no es porque no tenga vuelo
teológico, sino muy por el contrario porque la teología ha pasado del
intelecto a la experiencia”, adujo al resaltar lo que tantas veces ha
dicho el Santo Padre sobre la Iglesia: “No es una ONG”. Estimó: "En esta
sencilla y cariñosa frase está enunciando una verdad teológica muy
profunda”.
Su modo de encarar la evangelización
El prelado relató que al comienzo del milenio se presentó la
posibilidad de realizar un sínodo o gran asamblea, de modo de encarar
las exigencias que requería la tarea evangelizadora. En ese entonces, el
cardenal Bergoglio llamó a la arquidiócesis a entrar “en estado de
asamblea” permanente, para que las conclusiones no quedaran “en el
estante de alguna biblioteca”.
“El arzobispo nos invitó a encarnar el espíritu de Aparecida, que no
trae recetas sino claves, criterios y pequeñas grandes certezas para
iluminar y, sobre todo, encender el deseo profundo de quitarnos todo
ropaje innecesario y volver a las raíces, a lo esencial, a esa actitud
que plantó la fe en los comienzos de la Iglesia y después hizo de
nuestro continente la tierra de la esperanza”, indicó monseñor García,
quien lo definió: “Francisco, el pastor, no es un mandatario o príncipe,
sino un pastor con olor a oveja”.
El prelado porteño culminó su alocución mencionando los renombrados
“gestos” del pontífice: “Los gestos del papa Francisco no son un invento
del 13 de marzo; es, cree y vive como Papa lo que fue, creyó y vivió
como sacerdote y obispo. Hay una coherencia de vida que es lo que hacen
genuinos todos sus gestos, potenciados ahora por la gracia especial del
Espíritu Santo que le ha regalado una alegría manifiesta, visible y
desbordante”.
Las intervenciones de monseñor García fueron dadas a conocer por el
presbítero Alejandro Russo, rector de la catedral. Ambos, cercanos al
cardenal Bergoglio durante su ministerio en Buenos Aires, se encuentran
de visita en Roma. En su estadía en la ciudad eterna, tuvieron la
oportunidad de acompañar al Santo Padre en varias de las misas que
preside cada mañana con pequeños grupos de trabajadores de la curia
local e invitados especiales.+
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