martes, 18 de junio de 2013

El Papa a los romanos: “Tenemos una oveja y debemos ir a buscar a las 99 que faltan”

“Yo no me avergüenzo del Evangelio”, fue el tema de la catequesis impartida ayer, lunes 17 de junio, por la tarde, por el papa Francisco en el Aula Pablo VI con motivo de la inauguración del congreso eclesial (17-19 de junio) que concluye el año pastoral de la diócesis de Roma y cuyo tema es: “Cristo, te necesitamos. La responsabilidad de los bautizados en el anuncio de Jesucristo”.

El congreso seguirá hoy, martes, en San Juan de Letrán, y concluirá el miércoles en las parroquias o prefecturas de la diócesis. La sala Pablo VI quedó pequeña y en el exterior de ella había un sector al aire libre conectado con pantallas gigantes. Al menos unas diez mil personas escucharon al Santo Padre.

El papa Francisco recordó que “algunos cristianos parecen ser devotos de la diosa lamentación” y precisó que “el mundo es el mundo, el mismo que hace cinco siglos atrás” y que es necesario “dar testimonio fuerte, ir adelante” pero también “soportar, las cosas que aún no se pueden cambiar”. E invitó “con coraje y paciencia a salir de nosotros mismos, hacia la comunidad para invitarlos”.

“Una revolución para transformar la historia, tiene que cambiar en profundidad el corazón humano. Las revoluciones que han tenido lugar durante los siglos han cambiado sistemas políticos y económicos, pero ninguna de ellas ha cambiado realmente el corazón del hombre. La verdadera revolución, la que transforma radicalmente la vida, la ha hecho sólo Jesucristo por medio de su resurrección que, como le gusta recordar a Benedicto XVI, ha sido "la más grande mutación de la historia de la humanidad y ha dado vida a un nuevo mundo”.
Y añadió: “El Evangelio es para todos. Este ir hacia los pobres no significa que debamos convertirnos en pauperistas o en una especie de vagabundos espirituales. No, no es esto. Significa que tenemos que ir hacia la carne de Jesús que sufre, pero la carne de Jesús que sufre es también la de aquellos que no lo conocen con sus estudios, con su inteligencia o su cultura. Tenemos que ir allí. Por eso me gusta usar la frase “ir hacia las periferias”, las periferias existenciales. Todas, las de la pobreza física y real y las de la pobreza intelectual que también es real. Y allí sembrar la semilla del Evangelio, con la palabra y el testimonio”.

“Y esto significa que tenemos que tener valor. Quiero decirles algo: En el Evangelio es bello el texto que habla del pastor que, cuando vuelve al redil, se da cuenta de que le falta una oveja; deja las noventa y nueve y va a buscarla. Va a buscar una. Pero nosotros tenemos una ¡nos faltan las noventa y nueve! Tenemos que salir, tenemos que ir a buscarlas. En esta cultura, digamos la verdad, tenemos solo una, somos minoría. Y ¿no sentimos el fervor, el celo apostólico de salir y buscar a las otras noventa y nueve?

“Queridos hermanos, tenemos una y nos faltan 99, salgamos a buscarlas”, pidamos “la gracia de salir a anunciar el evangelio”. Porque “es más fácil quedarse en casa con una sola oveja, peinarla, acariciarla. Y exclamó: “Pero a todos nosotros el Señor nos quiere pastores y no peinadores”.

Y concluyó recordando que “Dios nos dio esta gracia gratuitamente, debemos darla gratuitamente”.+

No hay comentarios:

Publicar un comentario