Ciudad de Vaticano (AICA):
El papa Francisco saludó a los musulmanes con motivo de la celebración
del “Id al-Fitr”, que concluye el mes del Ramadán. El pontífice firmó
personalmente el mensaje, que habitualmente era enviado por el Consejo
Pontificio para el Diálogo Interreligioso. “Un respeto especial se debe a
los líderes religiosos y los lugares de culto. ¡Cuánto dolor causan los
ataques a uno u otro de ellos!”, dijo. El pontífice insistió en que
“todos sabemos que el respeto mutuo es esencial en cualquier relación
humana, sobre todo entre las personas que profesan una creencia
religiosa. Es así como puede crecer una amistad sincera y duradera”.
El papa Francisco saludó a los musulmanes con motivo de la celebración del “Id al-Fitr”, que concluye el mes del Ramadán.
El pontífice firmó personalmente el mensaje, que habitualmente era
enviado por el Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso.
Francisco manifiesta ser consciente de que, en este período, las
dimensiones familiar y social son especialmente importantes para los
musulmanes, subrayando que hay ciertos paralelos en cada una de estas
áreas con la fe y la práctica cristiana.
El tema de este año “Promoción del respeto mutuo a través de la
educación”, quiere destacar -escribe el Papa- la importancia de la
educación en la forma en que nos comprendemos unos con otros, sobre la
base del respeto mutuo. “Respeto” significa una actitud de amabilidad
hacia las personas para las que nutrimos consideración y estima.
“Mutuo” significa que no se trata de un proceso unidireccional, sino de algo que es compartido por ambas partes.
En lo que se refiere al respeto mutuo en las relaciones
interreligiosas, especialmente entre cristianos y musulmanes, el Obispo
de Roma recuerda que estamos llamados a respetar la religión del otro,
sus enseñanzas, símbolos y valores.
“Un respeto especial se debe a los líderes religiosos y los lugares
de culto. ¡Cuánto dolor causan los ataques a uno u otro de ellos!”
“Todos sabemos que el respeto mutuo es esencial en cualquier
relación humana, sobre todo entre las personas que profesan una creencia
religiosa. Es así como puede crecer una amistad sincera y duradera”,
subrayó.
Texto completo
A los musulmanes del mundo entero
Es para mí un gran placer daros mis felicitaciones con motivo de la
celebración del 'Id al-Fitr, que concluye el mes del Ramadán, dedicado
principalmente al ayuno, la oración y la limosna.
Se ha convertido en tradición que, en esta ocasión, el Consejo
Pontificio para el Diálogo Interreligioso os envíe un mensaje de buena
voluntad, acompañado de un tema propuesto a la común reflexión. Este
año, el primero de mi Pontificado, decidí firmar yo mismo este
tradicional mensaje y enviároslo, queridos amigos, como expresión de
aprecio y amistad para todos los musulmanes, especialmente aquellos que
son líderes religiosos.
Como todos sabéis, cuando los Cardenales me eligieron como Obispo de
Roma y Pastor Universal de la Iglesia Católica, escogí el nombre de
“Francisco”, un santo muy famoso, que amó profundamente a Dios y a todo
ser humano, hasta el punto de ser llamado “hermano universal”. Amó,
ayudó y sirvió a los necesitados, a los enfermos y a los pobres; también
se preocupó mucho de la creación.
Soy consciente de que, en este período, las dimensiones familiar y
social son especialmente importantes para los musulmanes, y vale la pena
subrayar que hay ciertos paralelos en cada una de estas áreas con la fe
y la práctica cristiana.
Este año, el tema sobre el que me gustaría reflexionar con vosotros y
con todos los que lean este mensaje, y que afecta tanto a los
musulmanes como a los cristianos, es la promoción del respeto mutuo a
través de la educación.
El tema de este año quiere destacar la importancia de la educación
en la forma en que nos comprendemos unos con otros, sobre la base del
respeto mutuo. “Respeto” significa una actitud de amabilidad hacia las
personas para las que nutrimos consideración y estima. “Mutuo” significa
que no se trata de un proceso unidireccional, sino de algo que es
compartido por ambas partes.
Lo que estamos llamados a respetar en cada persona es ante todo su
vida, su integridad física, su dignidad y los derechos que de ella
manan, su reputación, su propiedad, su identidad étnica y cultural, sus
ideas y sus decisiones políticas. Por esto estamos llamados a pensar,
hablar y escribir del otro en un modo respetuoso, no sólo en su
presencia, sino siempre y en todas partes, evitando críticas injustas o
la difamación. Para lograr esto, tienen un papel fundamental la familia,
la escuela, la enseñanza religiosa y todo tipo de medios de
comunicación social.
Si nos referimos ahora al respeto mutuo en las relaciones
interreligiosas, especialmente entre cristianos y musulmanes, estamos
llamados a respetar la religión del otro, sus enseñanzas, símbolos y
valores. Un respeto especial se debe a los líderes religiosos y los
lugares de culto. ¡Cuánto dolor causan los ataques a uno u otro de
ellos!
Claramente, al mostrar respeto por la religión de los demás o
manifestar los mejores deseos con motivo de una celebración religiosa,
simplemente tratamos de compartir la alegría, sin referencia al
contenido de sus creencias religiosas.
En cuanto a la educación de los jóvenes musulmanes y cristianos,
debemos formar nuestros jóvenes a pensar y hablar de un modo respetuoso
de otras religiones y de sus seguidores, evitando ponerlos en ridículo o
denigrar sus creencias y prácticas.
Todos sabemos que el respeto mutuo es esencial en cualquier relación
humana, sobre todo entre las personas que profesan una creencia
religiosa. Es así como puede crecer una amistad sincera y duradera.
Al recibir al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede, el
22 de marzo de 2013, les dije: “No se pueden vivir auténticas relaciones
con Dios ignorando a los demás. Por eso, es importante intensificar el
diálogo entre las distintas religiones, pienso en primer lugar en el
Islam, y he apreciado mucho la presencia, durante la Misa de inicio de
mi ministerio, de tantas autoridades civiles y religiosas del mundo
islámico”. Con estas palabras, quise subrayar una vez más la gran
importancia del diálogo y de la cooperación entre los creyentes, sobre
todo entre cristianos y musulmanes, así como la necesidad de
fortalecerla.
Con estos sentimientos, renuevo mi esperanza de que todos los
cristianos y musulmanes sean auténticos promotores del respeto mutuo y
la amistad, especialmente a través de la educación.
Os expreso, por último, mis mejores deseos y oraciones para que
vuestras vidas puedan glorificar al Altísimo y dar alegría a los que os
circundan.
¡Feliz fiesta a todos vosotros!
Desde el Vaticano, 10 de julio de 2013
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