OBISPADO
DE SAN JUSTO
Provincia
de Buenos Aires - Argentina
"CREEMOS PARA
AMAR"
CARTA PASTORAL DE CUARESMA 201
"LA CARIDAD: CORAZÓN DE LA
EVANGELIZACIÓN Y DE LA CONVERSIÓN"
CENTRADOS TODOS EN
LA PALABRA, EN LA EUCARISTÍA
Y EN LA MISIÓN PERMANENTE
Queridos
Hermanos Sacerdotes, Consagrados y Laicos Comprometidos de Nuestra Diócesis
Con esta expresión "La Caridad, corazón de la
evangelización y de la conversión", quiero compartir este mensaje de
cuaresma durante el "Año de la Fe", convocado por Benedicto XVI para
todo el pueblo de Dios. El inicio de la Carta Apostólica "Porta
Fidei", se transforma en una actitud profética por la afirmación: "La puerta de la fe, que introduce en
la vida de comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia, está siempre
abierta para nosotros".
Escuché decir a un obispo del Líbano: "La iglesia
es el corazón del mundo, aunque el mundo ignore su corazón " (Obispo libanés Khodr). La ciudad, es decir la sociedad puede ignorar la Iglesia.
Pero la Iglesia lleva en su corazón la ciudad, toda la sociedad. Hoy el
individualismo se come lo comunitario: las formas comunitarias, familiares,
solidarias; y nos hacen vivir en soledad. "No es bueno que el hombre este
solo". "Dios no salva a los hombres aisladamente y sin lazos entre
ellos, sino que construye un pueblo.
En el II
Prefacio de Cuaresma encontramos una hermosa expresión, que rezándola con Fe
nos invita a transitar este tiempo:
"Porque
has establecido generosamente este tiempo de gracia para purificar el corazón
de tus hijos,
de
modo que, libres de todo afecto desordenado,
vivamos
las realidades temporales pero adhiriéndonos a las eternas ".
(Prefacio II de Cuaresma)
De
este modo, entendemos que la cuaresma es un "CAMINO
DE CARIDAD", que nos introduce en el Plan de Salvación de Dios y nos
hace partícipe de sus enseñanzas de vida, de su entrega hasta la muerte en cruz
y del anuncio de su Reino hasta los confines de la tierra".
LA CARIDAD: CORAZÓN DE LA
EVANGELIZACIÓN Y DE LA CONVERSIÓN"
El Papa Benedicto XVI en su último mensaje cuaresmal,
nos dice "Creer en la caridad
suscita caridad"; y nos enriquece con el texto de la carta del Apóstol
San Juan "Hemos conocido el amor que
Dios nos tiene y hemos creído en él" (1 Jn 4,16). Desde nuestra identidad diocesana reavivamos esta expresión, presentada
con otras palabras en nuestro Documento Conclusivo del Plan Pastoral:
“La
vocación a la Comunión del Pueblo de Dios es un llamado a la santidad
comunitaria y a la misión compartida que solo son posible por la acción del
Espíritu.” (NMA 62)
A partir de la comunión trinitaria, fuente, modelo y fin de toda forma de
comunión humana, hemos de recrear los
vínculos de toda comunidad. En el
diálogo sincero y en el intercambio libre de dones, animados por el
amor, construimos el “nosotros” de la comunión solidaria” (NMA
65)
Pero si la caridad no brota del
amor de Cristo, y no se construye desde la conversión personal y comunitaria;
entonces se improvisa desde lo meramente humano, entonces, corre el riesgo
de volverse en "funcionalismo", que termina vaciándonos. Si la
caridad se construye desde la oración, el estudio y la comunión
eucarística; por el contrario, siempre
es una meta que exige continuos esfuerzos y sacrificios, no conoce descanso y
no se alcanza de una vez para siempre.
No puede existir comunidad cristiana sin diaconía, es decir sin
"servicio de caridad"; a su vez no puede existir sin la Celebración
de la Eucaristía: "Comunidad,
Eucaristía y diaconía unidas, crecen y maduran". "La
separación entre el sacramento del altar (la espiritualidad, la fe
religiosa) y el sacramento del pobre fue una tragedia del siglo pasado”.
La
dimensión social y la espiritual, se
funden, porque el amor nace de la
oración. Comparto una expresión de Benedicto: "El trabajo de hacer que quien está solo o vive en la necesidad se
sienta en familia, nace de escuchar atentamente la Palabra de Dios y de la
oración". Así, la tarea, es volver
a unir el Altar con los pobres, pobres de pan, de amor, de hogar , de
trabajo ...
En
el Mensaje de Cuaresma del año pasado, en torno al año de la Vida, pusimos en
oración la necesidad de "conversión
y sanación interior". Para este Año de la Fe, los invito a orientar la
oración personal y comunitaria en "conversión
y unidad": podemos decir, que "en la unidad, actúa la caridad".
Jesús también oró por esta
unidad al Padre: "Que todos sean
uno: como tú Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en
nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste" (Juan 17,21).
Otra expresión de la liturgia de este tiempo nos
vuelve a enriquecer, es la plegaria sobre la Reconciliación que nos invita a
todos a transformar las palabras del prefacio, en hechos de comunión:
"Y ahora,
mientras le ofreces a tu pueblo un tiempo de gracia y reconciliación,
alientas a esperar en Cristo Jesús a quien se
convierte a ti
y le concedes ponerse al servicio de todos los
hombres,
confiando más plenamente en el Espíritu Santo." (Pleg. Euc. Reconciliacón I)
VIVIR LA CARIDAD:
CENTRADOS
TODOS EN LA PALABRA, EN LA EUCARISTÍA Y EN LA MISIÓN PERMANENTE
Vivir la Unidad en la Palabra de Dios, en la celebración y comunión
Eucarística; y en el envío Misionero que Jesús sigue haciendo a sus discípulos,
nos hace "VIVIR LA CARIDAD".
Los invito nuevamente, como lo hice en el Mensaje de Adviento, a construirnos
como pueblo de Dios.
- Para
tener un encuentro con Jesucristo vivo, desde la Palabra de Dios, propónganse
entonces "Encuentros comunitarios de
oración Bíblica" que nos acompañen en el camino hacia el Cenáculo, el
Calvario y el lugar de la Resurrección de Jesús.
-
Promuevan, los sacerdotes las "Estaciones Eucarísticas y
Penitenciales", para que varios sacerdotes cooperen mutuamente en el
servicio del Sacramento de la Reconciliación,
"medicina de Dios," en su estrecho vínculo con la Adoración a Jesús Eucaristía, que es
"presencia para todos".
- Recen
las Estaciones del Vía Crucis mirando
el dolor y el sufrimiento humano, para que rezando
por los que sufren podamos ir hacia ellos con gestos concretos de caridad.
-
Preparemos con entusiasmo la Novena en
honor de San José, y recemos por las Ordenaciones
al Diaconado que tendremos, como una nueva gracia del Espíritu Santo.
Lo expresado
en nuestro Documento de pastoral, nos sigue mostrando la fuerza del Espíritu en
medio nuestro. En este año, sumamos a nuestra tarea pastoral diocesana los
desafíos de:
v
Participación e
inclusión (Ser
Discípulos)
Hoy, más que nunca, el testimonio de comunión eclesial y la santidad
son una urgencia pastoral.
La programación pastoral ha de inspirarse en el mandamiento nuevo
del amor
que no hace acepción de personas y valora a todos.
v
Opción por los más
excluidos (Ser
Misioneros)
Creemos que “de nuestra fe en Cristo, brota
también la solidaridad como actitud permanente
de
encuentro, hermandad y servicio, que ha de manifestarse en opciones y gestos
visibles, principalmente en la defensa de la vida y de los derechos de los más
vulnerables y excluidos,
y en
el permanente acompañamiento en sus esfuerzos, por ser sujetos
de
cambio y transformación de su situación” (DA
394)
Por último los invito a agradecer a Dios por el
Ministerio del Papa Benedicto XVI, por su profundo magisterio que nos invitó a
reconocer el camino de las virtudes teologales, partiendo del "Dios
Amor" y llegando a nuestros días con la aceptación de su propia debilidad.
Así mismo, recemos por la elección del nuevo Papa, para que sea el Espíritu
Santo quien nos confirme en la comunión con la Iglesia.
Pido a María, Madre de Dios, por toda nuestra
Diócesis. Que la madre Jesús y la esposa de José; la virgen Dolorosa y la madre
de la Iglesia siga mostrando su presencia intercesora entre todos nosotros.
Los bendigo con mi amor de
Padre y Pastor
¡DIOS ES AMOR!
+ Baldomero Carlos Martini
Obispado de San Justo